TEORÍA DE SISTEMAS. El ser humano es un sistema.
Circuito
relacional. Partes – interrelaciones
– organización – todo.
Joaquin
Benito Vallejo
El ser humano en si mismo puede considerarse un sistema. Como todo sistema, está formado a la
vez de múltiples sistemas. -En síntesis, el ser humano estaría formado de: un sistema fisico -el cuerpo-, un sistema psíquico -la mente-, otro sistema social -la sociedad en su conjunto-.
Por una
parte sistemas internos a él, dentro de su cuerpo: como son los diferentes órganos con sus funciones, y por otra parte sistemas externos a él, como son la sociedad, la cultura, la historia, la familia, y el ecosistema ecológico. Subsistemas unos, con menor campo de actuación y
macrosistemas otros, más amplios y conteniendo a su vez a otros subsistemas de menor alcance.
Por un lado sistemas físicos, -unos internos y otros externos-, por otro, sistemas psíquicos y sociales, -también unos internos y otros externos-.
Por un lado sistemas físicos, -unos internos y otros externos-, por otro, sistemas psíquicos y sociales, -también unos internos y otros externos-.
(Dicho esto hay que clarificar,
que si contemplamos estos sistemas por separado, como partes aisladas, el ser
humano se desintegra, deja de existir como ser humano.
Una de las reglas del pensamiento
sistémico: Los sistemas vivos –el ser humano-, son totalidades integradas cuyas
propiedades no pueden ser reducidas a las de sus partes. Las propiedades
esenciales son propiedades del conjunto –del ser humano- que no están en
ninguna de las partes por si solas.)
No podemos ver al ser humano
únicamente como un cuerpo físico, ni como
una entidad psíquica, ni tampoco como una entidad social. Si separamos
las partes, la totalidad se desintegra. Todas las partes interrelacionadas
hacen al sujeto hombre. Las partes aisladas, desgajadas, no son nada.
Si
contemplamos al cuerpo físico, distinguiremos en él muchos sistemas internos:
respiratorio, cardiaco, digestivo, metabólico, nervioso, cerebral, motor…, etc.
Todos ellos funcionan interrelacionadamente para que la unidad corporal física interna
se mantenga estable. –homeostasis-. Y con ella también la unidad psíquica.
Es
importante ver que ni el ser humano ni ningún ser vivo pueden vivir sin el
medio ambiente que le rodea. Dependen de él para vivir. Es más, se ha formado
en él. El ser vivo es permeable, toma del exterior y transfiere al exterior.
Coge lo que necesita y expulsa lo que no quiere, lo que no necesita. No solo el
aparato digestivo, toma y expulsa, a través de la boca y el ano. La piel es
permeable y cumple diversas funciones con su permeabilidad. El sistema
sensorial –vista, oido, gusto, olfato, tacto- captan diversas informaciones del
medio exterior, esenciales para poder moverse en el. Ni el ojo ni la mano ni el corazón ni el
estómago funcionan solos y por separado.
Podíamos definir al ser humano
como un sistema
antropo-bio-fisico-psico-social-cultural-histórico-ecológico-cósmico.
En síntesis, el ser humano es un
cuerpo material – físico, que contiene un psiquismo –inmaterial-. Pero este
cuerpo-ser humano, tiene una dependencia
pasada –bio-antropológica-ecológica-cósmica- y otra dependencia futura –socio-cultural-histórica-ecológica-. Sin
esa historia pasada ni esa historia futura, el ser humano no puede ser ni
existir.
Se
establecen redes de relaciones – círculos – conexiones - telas de araña –
madejas – tejidos… hacia atrás y hacia adelante. Sin ese enredamiento, el ser humano deja de ser, ser y humano.
En síntesis, el ser humano es una
entidad física-psíquica-social.
Más sintético aún, el ser humano
es un sistema en sí mismo aunque formado por otra multitud de subsistemas, en
relación interdependiente con un sistema externo, también formado de multitud
de subsistemas.
Los aspectos físico-químicos son los
elementos materiales soporte y continente de los aspectos inmateriales
psíquicos y estos a su vez lo son de los aspectos sociales. En cada uno de
estos campos hay nuevas emergencias respecto de los anteriores.
La unidad del cuerpo humano,
-aunque no es meramente físico, está conformado por una multitud de sistemas
físicos-, producto de avatares y tanteos
bioantropológicos, resultado del largo y
venturoso caminar de la vida desde la ameba hasta los primates.
(En mis libros: “Cuerpo en armonía” – Capítulo 1 Importancia del movimiento / En la evolución de las especies: la función que generó la estructura corporal humana. / En el desarrollo del ser humano: la función que convierte en real lo potencial. Unidad bio-psico-social.- pags 23 a 40 y “Cuerpo, mente, comunicación” – Capítulo 1 Unidad física, psíquica y social.- pags 19 a 31, abordo este tema, aunque sin hablar específicamente de pensamiento sistémico.
Teoría
de sistemas.
(El presente tema ha sido recopilado fundamentalmente de los
textos de Edgar Morin, sobre todo de: El Método 1 –La naturaleza de la
naturaleza- Ed. Cátedra. Madrid 2006,
por Joaquín Benito Vallejo)
En el
anterior escrito, enunciábamos una serie de puntos sintetizando la concepción del pensamientosistémico.
Anotamos
ahora solo los 4 primeros para detenernos en ellos y ampliarlos.
· Los
sistemas vivos son totalidades integradas cuyas propiedades no pueden ser
reducidas a las de sus partes.
· Las
propiedades esenciales son propiedades del conjunto que no están en ninguna de
las partes por si solas.
· Estas
propiedades emergen de las relaciones organizadoras entre las partes.
· Las
propiedades quedan destruidas cuando el sistema se disecciona en elementos
aislados.
El campo de la teoría de sistemas
es casi universal, porque toda realidad conocida desde el átomo, las moléculas,
las células, las plantas, los animales, la vida, el ser humano, la familia, el
pueblo, el ecosistema, la tierra, el sistema solar, las galaxias, el universo,
pueden ser concebidas como sistemas, lo
que significa que existe dentro y entre ellos, relación combinatoria de
elementos diferentes.
Tratemos de aplicar todo lo que
sigue a continuación, al sistema ser humano, guiándonos un poco por lo expuesto
anteriormente con el título de “el ser
humano es un sistema”.
La noción de sistema supone que la
totalidad conforma una unidad compleja, que
no solo se reduce a la suma simple y numérica de las partes. Sino que se sitúa
en un nivel transdisciplinario que permite concebir a la vez la unidad y las
diferencias, la unidad y la diversidad.
Se establece con ello una complejidad dinámica, en la que los
elementos se relacionan unos con otros de muchas formas distintas. Cuantas más conexiones tengamos,
mayor será nuestra influencia exponencial.
El
sistema es abierto. Una piedra, es un sistema cerrado, ya que permanece
en estado de equilibrio siendo sus intercambios con el exterior nulos.
La llama
de una vela, el remolino y sobre todo los sistemas vivientes tanto a nivel de
estructura, como de existencia dependen de una alimentación exterior material – energética y en los sistemas
vivientes además, organizacional –
informacional.
Esto
sobrepasa la idea de equilibrio. Se puede ver un desequilibrio en el flujo
energético que los alimenta. Sin embargo, es ese desequilibrio lo que permite
al sistema mantenerse en un aparente equilibrio. El estado estable es paradójico, ya que las estructuras se mantienen
estables mientras que sus componentes
cambian. Nuestras moléculas y células se renuevan mientras que el conjunto del
organismo permanece estable. Por un lado el sistema debe cerrarse al mundo
exterior para mantenerse estable y protegido pero por otro es esa apertura, de
la que se nutre, la que mantiene su interior. Y ello supone una relación
indisoluble entre el mantenimiento de la estructura interna y el cambio de los
constituyentes.
Las leyes de organización de lo
viviente no son de equilibrio sino de desequilibrio
compensado, de dinamismo estabilizado.
Para entender y comprender al
sistema, no solo tenemos que referirnos al sistema mismo sino a su relación con
el sistema ambiental externo. Esta relación
no ha de significar una mera dependencia, sino que es necesario concebirlo de
otra manera: la relación del sistema interno
con el externo es realmente lo que constituye el sistema. La realidad sistémica
se sitúa tanto en el vínculo entre uno y otro sistema, como en la distinción
entre ellos. Ese vínculo es esencial. El
sistema no puede ser comprendido más que incluyendo en si al ambiente, es
íntimo y extraño a la vez, es parte de sí mismo al mismo tiempo que exterior.
Es imposible ver el sistema
abierto como una entidad aislada. Esto abre la puerta a una teoría de la evolución que
proviene de la interacción entre sistema y ecosistema y que se desborda en un
metasistema.
Lo que define al sistema es el circuito
relacional.
Ni la descripción ni la explicación de un sistema
pueden efectuarse a nivel de las partes aisladas, -reduccionismo-, ni tampoco puede efectuarse al nivel del todo sin
tener en cuenta las partes. –holismo-.
Lo que define al sistema es la
articulación, la organización, la unidad compleja.
Como superación y reacción contra el
reduccionismo, se ha caído en el punto contrario: el holismo. La primera centrada
en las partes sin tener en cuenta al todo, la segunda, viendo el todo global
sin mencionar las partes.
No debe haber aniquilación del todo por las
partes, ni de las partes por el todo.
Es decir, no se puede concebir el cuerpo humano
en su totalidad, sin tener en cuenta los distintos órganos que conforman el
cuerpo con sus funciones e interacciones entre ellos.
Es necesario aclarar las relaciones entre las
partes y el todo, donde cada término remite al otro.
Todos los órganos del cuerpo funcionan interrelacionadamente
de cara a la totalidad corporal. No existe el cuerpo humano en su totalidad sin
la actuación combinada y diversa de la respiración, la circulación, la
digestión, etc., etc. Pero el cuerpo humano –y mucho menos el ser humano-, no
pueden ser concebido solamente como unos pulmones un corazón, etc.
No se puede conocer el todo sin conocer cada una
de las partes, ni conocer las partes sin
conocer el todo.
La descripción de las partes depende de la del
todo, y este depende a la vez de la de sus partes. Es en el circuito partes – todo – partes, donde se forma la explicación.
Ninguno de los términos es reductible al otro. Si
las partes deben concebirse en función del todo, también deben ser concebidas
como partes aisladas.
Además hay que conocer también las cualidades de
las partes que yacen inhibidas y escondidas siendo invisibles en el seno del sistema
no solo para conocer mejor las partes sino para conocer los constreñimientos e
inhibiciones que operan en la organización del todo.
El circuito
partes – todo, no puede escamotear la idea de organización. Debe
enunciarse así: partes – interrelaciones
– organización – todo.
Los elementos deben ser definidos, en y por sus partes originales y en y con las interrelaciones de las que participa, y
en y con la perspectiva de la organización
de la que están dispuestos y en y con la perspectiva del todo en el que se integran.
Inversamente, la organización debe definirse con relación a los elementos, a las
interrelaciones, al todo, y así sin interrupción. El circuito que se establece
es polirrelacional. La organización
juega un papel nucleante.
El ser humano es más que el cuerpo físico, tiene
otra entidad psíquica dependiente del cuerpo, especialmente
cuerpo-sentidos-cerebro, y externamente de lo social, las relaciones con las
personas, sin las cuales el psiquismo no puede florecer.
La
organización es el concepto crucial, que
une la idea de interrelación con la idea de sistema.
La
organización une, transforma, produce, mantiene. Une y transforma los elementos
en un sistema y produce y mantiene al sistema mismo.
Liga los elementos entre si, combinándolos de
diversas formas, formando la totalidad.
Es el principio ordenador que asegura la
permanencia. Esta organización activa es a la vez formación y transformación.
El ser humano se forma y transforma en relación con el cuerpo físico y con las
personas y el medio ambiente que le rodea.
Todo
sistema es también una organización contra la desorganización. El sistema vivo trabaja
sin cesar para su permanencia y mantenimiento, pero el trabajo produce
degradación y desorganización, por lo que una parte de su organización está
destinada a reparar los desordenes. Transforma el desorden en orden, la
desorganización en organización. El desorden no es eliminado sino transformado.
La organización es una noción más rica y compleja
que la de estructura. Debe ser definida dentro del macroconcepto trinitario Sistema - Organización –Interrelacion.
Debe ser pensada de forma articuladora, multirramificada, comporta de manera nuclear las
ideas de reciprocidad, de acción,
retroacción, que embucla al sistema sobre sí mismo, en un todo que vuelve
sobre sus partes, sus productos finales se embuchan sobre los elementos
iniciales, de modo que la organización es al mismo tiempo organización de la organización. Es una noción circular.
La noción de sistemas ha puesto de relieve la
idea de que la apertura es necesaria para el mantenimiento.
En cierta forma el circuito es cerrado, porque el
sistema tiene una cierta autonomía, pero también es necesario estar abierto,
porque su autonomía es relativa. Es
necesario concebir al sistema en su relación con el entorno, con el tiempo.
Concebirlo en una constelación conceptual.
El todo retroactúa en cuanto todo, sobre sus
partes.
Todo sistema comporta zonas ocultas, oscuras, escondidas, reprimidas, donde bullen las
virtualidades ahogadas.
La dualidad entre lo sumergido y lo emergente, lo reprimido y lo expresado es fuente de escisiones y disociaciones en los grandes polisistemas vivos y sociales, entre el universo de las partes y el universo del todo, incluso entre las múltiples esferas internas y la esfera del todo.
Aunque haya interrelación e interdependencia, también hay no-comunicación entre lo que ocurre a nivel global del comportamiento de un animal y lo que pasa en cada una de sus células.
Ninguna de los 30 billones de células de un ser humano, sabe lo que pasa cuando ese ser humano está haciendo el amor. Y ese ser humano ignora lo que está ocurriendo a nivel celular. Un gran imperio es un ser social que ignora las necesidades, los sufrimientos, los amores, el hambre, lo que sienten y piensan los millones de individuos que lo constituyen y para estos individuos, sus malestares parecen ser el producto de una fatalidad lejana.
Hay que situar la información y los datos en su contexto para que adquieran sentido.
Pero lo global es mucho más que el
contexto. Es el conjunto que contiene partes diversas ligadas de manera
interretroactiva u organizacional. Una
sociedad, por ejemplo, es más que un contexto, es un todo organizado del cual
formamos parte.
Tanto en el ser humano como en los demás seres vivos, hay presencia del todo en el interior de las partes. Cada célula contiene la totalidad del patrimonio genético de un organismo policelular. Cada célula singular, cada individuo singular contiene de manera holográmica, el todo del que forma parte y que forma al mismo tiempo, parte de él.
Las unidades complejas como el ser humano o la sociedad son multidimensionales. El ser humano es a la vez biológico, psíquico, social, afectivo, racional. La sociedad comporta dimensiones históricas, culturales, económicas, sociológicas, religiosas… El conocimiento pertinente debe reconocer esta multidimensionalidad, e insertar en ella sus datos. No podemos aislar una parte del todo ni las partes unas de otras.
El conocimiento debe afrontar la complejidad. Complexus significa lo que está tejido en común, en conjunto, hecho de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados. El tejido de eventos, acciones, interacciones, determinaciones, retracciones, azares. Por lo tanto, hay complejidad cuando son inseparables los distintos elementos que conforman el todo. Y existe un tejido interdependiente, interactivo, e interretroactivo, entre el objeto de conocimiento y su contexto, las partes y el todo, el todo y las partes, o las partes entre si. La complejidad es la unión entre la unidad y la multiplicidad. La complejidad se presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado, de lo inextricable, del desorden, de la ambigüedad, de la incertidumbre.
No se puede afirmar rotundamente que tal aspecto
del ser humano es genético o social, sino que nos queda la incertidumbre de que
hay algo genético y algo social, sin poderse definir con exactitud.
La partícula no es un ladrillo primario, sino una
frontera sobre una complejidad tal vez inconcebible. El cosmos no es una
máquina perfecta sino un proceso en vías de desintegración y al mismo tiempo de
integración. La vida no es una sustancia
sino un fenómeno de auto-eco-organización extraordinariamente complejo que
produce la autonomía.
La
totalidad es incierta, inconcreta, de muy difícil accesibilidad, por ello
produce incertidumbre y duda. Porque difícilmente se la puede aislar y
porque no se puede separar un sistema de entre todos los sistemas a los que
pertenece a su vez, a los que está entrelazado. Y porque un sistema, a la vez es totalidad y es parte de otra
totalidad mayor.
Resulta mucho más incierto para los sistemas muy
complejos como es el ser humano, perteneciente fundamentalmente a tres
sistemas: especie – individuo –
sociedad. ¿Cómo puede concretarse o describirse esta totalidad?
La respuesta siempre será ambigua, múltiple,
incierta. Por un lado, se puede ver la sociedad como un todo y al individuo
como parte de ella. Por otro lado podemos concebir la especie como el
todo, mientras que al individuo y a la
sociedad como partes de ella. Y también, se puede ver al individuo como núcleo
central del sistema, y a la sociedad como su ecosistema o también como la
placenta, que le mantiene. Y esta idea, se afianza más si vemos que la
emergencia de la conciencia se produce a escala del individuo y no en la
totalidad social.
Lo cierto es que no se puede decidir ningún
absoluto. Es necesario concluir que estos términos se remiten el uno al otro
dentro de un circuito que es el verdadero sistema.
Este sistema forma una totalidad múltiple, una politotalidad, cuyos tres
términos son a la vez concurrentes y
antagonistas.
De aquí se desprende que en ciertos momentos,
bajo ciertos ángulos, la parte puede ser
más rica que la totalidad.
No hemos de privilegiar la totalidad de la
totalidad. ¿Qué es el cosmos sino una totalidad en dispersión cuyas riquezas
están diseminadas en pequeñas partes? Parece que “pequeñas partes del universo” tienen un poder reflexivo mayor que el conjunto.
Incluso, el poder reflexivo no puede llevarse a cabo más que en pequeñas
partes. El punto de vista único de la totalidad, es parcial y mutilante. La totalidad resulta
más bella y rica cuando deja de ser totalitaria. Cuando deja de encerrarse en
sí misma, cuando se vuelve compleja. Resplandece más en el policentrismo de las
partes relativamente autónomas, que en el globalismo del todo.
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