Hay que aprender a sentir la energía, a localizar la fuente muscular de su origen, su transmisión a las zonas más próximas, su graduación.
Y hay que tomar consciencia de ello para que no sea un acto mecánico, para que no parezca un don intuitivo y espontáneo y para que se pueda aplicar a futuros procesos similares de aprendizaje.
A la vez que se aprende a ajustar el tono e independizar cada zona corporal, ha de aprenderse a ordenar el movimiento en el espacio. Cada movimiento se estructura dentro de unas coordenadas espaciales según diversas trayectorias y planos.