Desde que nacemos, que somos nuevos,
ya
nos calzan con zapatos viejos,
nos
arrullan con cuentos como dijo el poeta,
o
lo que es lo mismo, con mentiras viejas.
Nos
diseñan la vida.
Rayas
y manchas de tópicos y estereotipos la pavimentan,
y ensucian.
Losas
de refranes y rutinas nos aplastan.
Cimientos
y cementos de dichos sin hechos.
Repetimos
las voces de los ancestros.
Rezamos
mantras y padrenuestros, letanías y rosarios.
Nos
inculcan temores e ilusas canciones.
Ilusos
miedosos en procesión nos llevan.
Calzados
con zapatos de otros,
con
trajes hechos para otras perchas.
Somos
fotocopias borrosas.
Nos
cuentan las mentiras que a ellos les contaron
y
nosotros las contamos como verdades nuestras.
¡Qué
bonito es el cuento, el cielo, las flores, los ángeles, el caramelo!
Por
aquí no vamos a ningún sitio.
Es
un callejón cerrado.
Como
darnos un palo para matar mosquitos.
Así
no vamos a ningún lado.
No
existen caminos trazados, se hace camino al andar.
Y
al andar, hacemos nuestros pies y nuestro caminar.
Nuestro
sentir, nuestro palpitar.
Nuestros
pies pisan el suelo, no otros pies.
Así
sabemos lo que es andar, y cómo es el camino que recorremos.
Aprendemos
a caminar al recorrer el sendero.
Nuestros
pies, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra fuerza, nuestro esfuerzo,
nuestro valor, nuestro dolor.
Nuestro
camino, el nuestro, el hecho con nuestros pasos,
el
que se marca en el suelo hasta el horizonte,
por
el que tenemos que transitar y caernos,
con
sus vericuetos, subidas y bajadas, baches, altozanos, recodos que no
conocemos,
donde
puede haber agua clara o un charco seco,
donde
puede aparecer un ruiseñor o una culebra,
una
mariposa, o un ciempiés, un mosquito, una avispa,
u
otra persona como tú que también está haciendo su camino,
con
el que te has encontrado y has compartido palabras y algún trozo de verso que
quedara en su alforja y te alimenta.
La
vida es danza, la danza es cuerpo.
Vamos
a crear nuestra vida paso a paso, golpe a golpe, risa a risa, beso a beso.
Antes
hemos de quedar limpios de la danza que llevamos dentro.
Hemos
de raspar de nuestra piel la costumbre y la rutina.
Borrar
las fórmulas hechas.
Despojarnos
de la vida trazada por otros.
Vamos
a aprender otra danza nueva.
Otra
vida nueva. Tu vida y tu danza, no la de otro cualquiera.
Olvídate
de la danza que te enseñaron en la escuela.
No
es tu danza.
Es
la de tu maestra, la de tu madre o la de tu abuela.
Danzar
es expresarte con tu cuerpo, con tus brazos, tus piernas, tu rostro, tu
corazón, tus entrañas, tu grito, tu silencio.
Es
expresar tus emociones y sentimientos.
No
es copiar clichés de otras épocas, con el tutú, las zapatillas y la coleta.
Danzar
es lanzar a los otros el fuego que dentro te abrasa y quema.
Ese
fuego que tanto has escondido para que ni tú lo sientas.
Esas
llamas y esas ascuas, y el carbón y las cenizas y las pavesas.
La
pena que se evapora y se transmuta en nube.
La
nube que se hace negra, y que revienta y que estalla, que llora como tormenta,
Que
grita y que tiembla,
La
pena que se libera y se hace risa plena.
No
hagas lo que te dicen que has de hacer,
no
sonrías para que ellos se sientan felices y tú te creas contenta.
Tu
risa ha de brotar de tu alma y golpear el cielo con rabia,
para
que se mueran de envidia y de asombro, las penas y las novelas.
Lo
que no forma parte de ti, te sobra, te estorba.
Desaprende
lo hecho. No es tuyo.
Es
una antojera que te han puesto.
Busca
nuevas herramientas para sembrar tu tierra.
Admira
tu soledad y recrea tu espera.
No
te creas que danzar ha de ser risa y alegría.
Es
también tristeza y llanto.
Es
emoción, quebranto, asco, nausea, borrachera.
Y
la emoción es plena, no plana. Es diversa y contraria.
Es
luz y sombra. Es cara y es cruz. Es amor y es dolor.
Es
zozobra, incertidumbre, duda, insatisfacción, es hambre y es sed, es necesidad
necesaria.
Para
estar y para ser.
Busca,
indaga, explora, prueba, experimenta.
Ni
tu madre ni tu escuela pueden determinar lo que eres ni de qué manera.
Han
de abrirte la puerta para que te vayas lejos, mostrarte los mundos que
hay.
Han
de señalar los zapatos y las herramientas para que tú elijas la que quieras.
La
danza y la vida es expresar las emociones que llevas.
Busca
las formas y los modos de hacerlo.
Rompe
el molde, el estereotipo, la rutina.
No
hagas lo que está hecho.
Eso
es lo fácil y cómodo, es cierto.
Pero
si tú quieres ser tú, has de hacerte a ti misma, tu misma.
Has
de explorar las capacidades del cuerpo, de los sentidos, del movimiento, del
sentimiento.
Todas
las posibilidades y las formas de hacerlo.
La
vida es camino, con sensaciones, emociones, encuentros y despedidas.
Haz de sentirlas.
Conecta
con la danza, con tu cuerpo, siente, emociónate, llora, tiembla, palpita.
Explora
y experimenta todos los colores, empápate a chorros.
Emborráchate
a mares.
Extrae
lo mejor de ti, lo que te define, lo único, lo distinto, lo diverso, lo que no
tiene nadie más que tú, porque todos somos distintos y únicos, no más, ni
tampoco menos.
Bendita sea la creación de realidad y los múltiples caminos que existen para experimentar la creación. Me entusiasma que en la escuela se valore la libertad expresiva. Gracias
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